Hace un par de meses, conversamos Julio, Ramón y yo sobre la posibilidad de ir a Abancay para realizar un tour algo desafiante.Ir a Choquequirao. Claramente no es cosa facil para lo citadinos que hemos acostumbrado a serlo, considerando que ya tenemos 4 décadas encima. No es un tema menor. Pero la voluntad afloró de inmediato, no hubo dudas ni "veremos", hubo compromiso de querer realizar un viaje algo rudo que midiera cómo estamos fìsica y mentalmente para desafíos de diversa índole ya que detrás del tema hay una mirada algo mística.Plantearse un desafío y lograrlo ayuda emocionalmente a cumplir metas trazadas.
Previamente, debíamos dejar la rutina una semana por lo menos, luego desplazarnos a Abancay, cosa que ya hicimos y ahora sólo nos falta ir a la Cuna de Oro para cumplir el objetivo.
Mientras esperamos que llegue Julio desde Arequipa, Ramón y yo decidimos ir ayer a visitar Saywite algo emocionados ya que quedó pendiente de cuando estuvimos por acá el 8 de octubre pasado. En mi caso, volvería a Saywite después de 25 años mas o menos y quería ver cuánto había mejorado y qué expectativs podría generar turísticamente hablando. Tomamos un taxi y nos bajamos arriba en la pista para bajar caminando y ejercitarnos un poco.Llegamos al mítico monolito y me percaté al igual que mi partner que si algo había cambiado era que había un cuidador que cobraba una entrada de 10 soles -lo cual está bien- y un enrejado para de alguna forma proteger la joya.También, al parecer hicieron unos cuantos arreglos por aquí y otro por allá más hace algunos años.Pero hace algunos años. El ambiente de campo de todo el lugar, el cielo, sus paisajes, su gente y todo el panorama es espectacular, verde y fresco.Eso podría decirse que es lo bueno. Pero como todo o casi todo tiene 2 lados, hay un opuesto que deja mucho que desear. Para empezar, no hay información en ninguna de las piedras, ni en el monolito, que indique al visitante que pagó su entrada y que no desea llevar un guía, alguna idea de su significado. Otros lugares suelen tener unas placas cercanas donde indican brevemente el significado de cada una de las piezas que conforman un complejo o un parque arqueológico. Tampoco había un camino trazado y señalizado, lo cual indica claramente que quienes están a cargo de cuidar dicho patrimonio y de generar turismo poco les importa o escasamente entienden de qué se trata el turismo.La vegetación del lugar cubre muchos espacios que deben estar constantemente despejados para poder ser bien apreciados, no limpian, no despejan.Y lo que es quizás uno de las peores carencias, no hay baños. Ya se imaginan lo que tendrá que hacer un visitante cuando tenga que hacer sus necesidades.
El conclusión, sobre Saywite como complejo arqueológico puedo decir que casi nada ha progresado en 25 años. No es lo que debería ser. No es un Parque Arqueológico Inca. Incluso se nota claramente que es un gran complejo que aún está enterrado. No basta con hacer publicidad de que en Apurímac hay esto o lo otro si la hora de querer visitarlo y entenderlo (lo que busca un turista), resulta ser casi decepcionante. No existe voluntad de generar turismo como lo hace Cusco, Arequipa, Tacna, Puno y practicamente todo el sur del Perú. Con razón en los mapas oficiales de turismo y aquellos que también tiene una empresa de transportes en todas sus oficinas del país, salen casi todos los departamentos con sus atractivos turísticos. Y adivinen qué atractivo figura en el mapa de Apurímac. Ninguno!.
Veremos que pasa con Choquequirao, lugar al cual viajó mi padre acompañando a una expedición el año 1983, cuando tratar de llegar al lugar era casi una locura o un desafío para valiente, hasta un suicidio.
No detallaré cuánto demoramos en llegar a pie a la carretera desde el Inti Watana ni cómo llegamos con mi cumpa. Eso queda para nosotros, pero fue un precalentamiento. :)
La foto es prestada, pronto pondré las nuestras y un video
La foto es prestada, pronto pondré las nuestras y un video