El "Loco Bedoya" era su nombre de pila, su chapa; y aunque sabía que lo llamaban así tanto alumnos como profesores, al parecer, no le molestaba.Lo asumía y hasta le complacía.Claro que nadie se dirigía a él de esa forma.¡Ni intentarlo!.
Era el profesor de Educación Artística y sin temor a equivocarme, fue el más histriónico de todos.El más rudo, impredecible, implacable, el personaje bizarro, al final de cuentas, el más loco.Hasta su apariencia lo delataba de inmediato, entre hippie e israelita, usaba ese look que desencajaba totalmente del formato ochentero de sus colegas.De hecho aún permanecía algo pegado en la moda de los 70.
Cuando lo tuvimos por primera vez como profesor quedamos inmediatamente pasmados por su actitud algo hostil.El no corregía las pruebas de dibujo, él arrancaba las hojas de sopetón de nuestros bien cuidados cuadernos si no le agradaba el resultado de tanto esfuerzo depositado en días anteriores, cosa que yo no entendía y reprochaba.Era una de esas actitudes medievales que debíamos enfrentar cuando presentábamos nuestras tareas.Era hasta traumatizante para nuestro escaso entendimiento sobre la personalidad del ser humano ya que ni siquiera nos entendíamos nosotros mismos.Yo veía como algunos compañeros lloraban cuando eran "corregidos" de esa forma.Y si se trataba de poner buena nota, pues de igual manera nos rasgaba la hoja del cuaderno con un lapicero con tal fuerza que marcaba hasta 3 o 4 hojas posteriores. Realmente no sé cuál era su objetivo.
Como anécdotas recuerdo que una vez llegó a la sala profiriendo: "!abran las ventanas carajo!¡hace calor!"; todos nos mirábamos absortos ya que las salas de clases por lo general, si bien tenían ventanas, no tenían muchos vidrios que digamos, aún así no faltaba quien le respondía... "profe, las ventanas no tienen vidrios",(demasiado predecible) a lo que él clavando la miraba en cualquier parte remataba... "igual ábranlas ¡carajo!".Cosa que evidentemente se cumplía.Recuerdo otra vez que fuimos de paseo a un lugar de las afueras de la ciudad y el personaje en cuestión se bañó en el río completamente desnudo, tal como el altísimo lo echó al mundo, feliz, haciendo gala de su libertad y locura, cosa que me pareció muy divertida y que no pasó desapercibido para nadie ya que era algo insólito en esa sociedad tan pacata y conservadora que tenía Abancay en esos tiempos y de la cual eramos parte.El tema fue comentario obligado en todo el colegio por muchos tiempo obviamente.¿Alguien puede cuestionarse aún por qué le decían "loco"? :) :
Estoy siendo objetivo y honesto al describir tales hechos.Nunca tuve una relación más profunda en otros ámbitos con el profe y con el tiempo lo fui entendiendo un poco tal como lo hicieron muchos que posteriormente hasta se hicieron amigos de él. Quizás un día lo vea otra vez y conversemos distendidamente sobre esto.No lo sé.Lo que si puedo relatar es que gracias a su técnica de dibujo aprendí a hacer la "Z" que siempre nos obligaba a incorporarla cuando teníamos que dibujar un paisaje, fuera el que fuera.Sin Z no había nada.La Zeta era la matriz del dibujo, la Z era la clave, la raíz del paisaje y así lo hacíamos.Si no estaba la Z bien clara, el profe se irritaba preguntando "¿Donde está la zeta? ¡¿dónde está la zeta, carajo?!".
Fue imposible no olvidarse de la famosa Z cuando había que dibujar, afortunadamente creo que aprendí.Así dibujo cualquier paisaje hoy en día.Tomó una hoja y con el lápiz trazo la zeta imitando al Zorro que marca a sus enemigos con su sable en la piel.Recuerdo también que en sus clases nos llevaba hacia el exterior del colegio para visualizar un paisaje y con métodos sencillos nos hacía dibujarlos y pucha que con el paso de los meses hacíamos buenos dibujos.Claro, yo no era de los buenos pero algo me resultaba. Desde ya comprendí que el arte no era lo mío a pesar que lo aprecio muchísimo. Quizás fui hecho para apreciarlo y no para crearlo...¿no dicen que el arte está en los ojos de quien lo aprecia?
Fue imposible no olvidarse de la famosa Z cuando había que dibujar, afortunadamente creo que aprendí.Así dibujo cualquier paisaje hoy en día.Tomó una hoja y con el lápiz trazo la zeta imitando al Zorro que marca a sus enemigos con su sable en la piel.Recuerdo también que en sus clases nos llevaba hacia el exterior del colegio para visualizar un paisaje y con métodos sencillos nos hacía dibujarlos y pucha que con el paso de los meses hacíamos buenos dibujos.Claro, yo no era de los buenos pero algo me resultaba. Desde ya comprendí que el arte no era lo mío a pesar que lo aprecio muchísimo. Quizás fui hecho para apreciarlo y no para crearlo...¿no dicen que el arte está en los ojos de quien lo aprecia?
En fin, hay muchas anécdotas con el "Loco Bedoya" y creo que cada quien tiene la suya.
Quizás el recuerdo más imperecedero sea el de haber colocado en el Cerro Quisapata la insignia de piedras del colegio Miguel Grau que fue otra de sus locuras.
¿A quién más podría ocurrírsele sacar piedras del Río Mariño y a través de una cadena humana de alumnos que se denominó "operación hormiga" tuvimos que llevarlas hasta arriba?. ¿Saben el riesgo que eso significaba?
Quizás el recuerdo más imperecedero sea el de haber colocado en el Cerro Quisapata la insignia de piedras del colegio Miguel Grau que fue otra de sus locuras.
¿A quién más podría ocurrírsele sacar piedras del Río Mariño y a través de una cadena humana de alumnos que se denominó "operación hormiga" tuvimos que llevarlas hasta arriba?. ¿Saben el riesgo que eso significaba?
Indudablemente el "Loco Bedoya" está entre los personajes que le dieron color y forma a nuestras vidas en ese pequeño espacio temporal que implicó estar presente en sus clases.Así como lo hace el artista del pincel.De alguna forma trazó unas líneas en nuestra personalidad y pintó algunos instantes de nuestros días de estudiantes con colores cálidos y fríos para darle sentido a nuestra existencia.
Concluyo diciendo que la vida necesita un poco de todo para ser vida.Algo de miedo, algo de riesgo, algo de risa, algo de dolor, algo de felicidad, algo de llanto y algo de locura.Probablemente esa fue la forma en que el profesor trataba de prepararnos para la vida, más allá del mero trámite de enseñar la asignatura.No lo sé.Debo creer que fue así.
La Rochefoucauld
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