José Miranda el día 18 de enero me envió un e-mail con este pdf del colegio.Había pensado subirlo al blog de inmediato, pero por motivos de tiempo no pude hacerlo.Ayer, nuevamente llegó a mi correo electrónico el mismo documento, esta vez de parte de Toño Riveros.Así que hoy tuve que hacerme de unos minutos para colocarlo en el blog ya que debe estar ahí para que cualquiera lo vea en cualquier momento.Es necesario y casi un deber.Desde ya, los agradecimientos para quien lo haya creado pues dedicó tiempo y afecto en hacerlo.
No puedo evitar escribir, en base a las imagenes, algunas palabras para darle un sentido desde mi perspectiva, a los cambios que sufre un lugar tan querido por cada uno de los que allí pasamos un tiempo valioso de nuestra fugaz existencia.Quizás el más importante de nuestras vidas.Me pregunto entonces, ¿cuál es la razón que hace que ese lugar sea tan intenso para nosotros y nos cause emociones a veces difíciles de describir?.¿Será la niñez y adolescencia esa que a todos nos toca fuerte e indefectiblemente nos apegó a sus muros, patios, aulas y a las voces de nuestros compañeros, a sus risas y a los descubrimientos del mundo que nos tocaría conocer y enfrentar más adelante?¿Será que a todos los estudiantes del mundo les pasa lo mismo?.Muchas preguntas y más respuestas que quizás no calcen con la forma de apreciar que tiene cada uno.Lo evidente es que sí sucede y cada respuesta particular satisface de cierto modo tanta interrogante.Yo supongo, desde mi punto de vista que ese amor que se tiene a esa hoy, vieja escuela, es porque fue nuestro segundo hogar o quizás para muchos, el primero.El que nos cobijó junto a sus profesores, de la soledad del no saber, de la prisión del mundo desconocido, del miedo al futuro y del frío de la ignorancia.El lugar donde forjamos amistades imperecederas que más tarde serían casi hermandades.
Cuando llegamos a clases, las primeras veces eramos chicos medio tímidos, todos con formaciones algo distintas del hogar, unos inseguros y otros mas seguros de sí mismos, todos diferentes en realidad.En lo cotidiano, en el día a día fuimos haciendo gratamente compañeros, amigos y fuimos aprendiendo de los conocimientos que nos entregaban los profesores.Fuimos creciendo, a veces rudamente pero lo hicimos paso a paso.
Hoy que ya somos adultos, unos allí, en Abancay y otros más lejos, miramos al pasado y miramos inevitablemente al colegio.Hay cierta nostalgia en todo eso y es más grande aún si vemos estas fotos que alguien cuidadosamente tomó para hacerlas llegar al mundo virtual.Como para que nadie se pierda tal metamorfosis.
Los muros y cimientos del viejo colegio desaparecen lentamente para dar paso a otro más moderno, pero no desaparece su alma ni las voces de los chicos, ni las risas ni el saber, ni los momentos agradables que pasamos allí porque todo ello permanece en la memoria de cada uno de nosotros.Y es en nuestra memoria que el colegio estará intacto, como ayer, como en 1983, 84, 85, 86.
Sin embargo, despues de la nostalgia debemos dar paso a la dicha, a la esperanza y creer que el nuevo colegio y las nuevas aulas traerán nuevos tiempos y nuevas formas de forjar a los alumnos para que sean hombres de bien.Mejores profesores, mejores textos y métodos, mejor información apoyados en la sociedad del conocimiento que hoy nos brindan las tecnologías e integrar a los estudiantes al mundo cultural no como simples expectadores y consumidores sino además como productores de conocimiento y sobretodo de soluciones que al final redunda en una sola cosa, felicidad.Pues todos buscamos solo ser felices y hacer felices a los demás.
Esa es la esperanza que debe justificar el Adios a la vieja escuela y que debe traer la nueva ,que seguramente será maravillosa.Nosotros, los de la "vieja escuela" celosamente debemos velar para que el mañana sea mejor de lo que fue el ayer, para que las nuevas generaciones aporten más a las sociedades.Si es más de lo mismo, no tendrá sentido.Ese debe ser el desafío y el deber de la "Vieja Escuela".
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